El presente artículo es una reflexión sobre la planificación escolar que he venido realizando hace un tiempo, y sobre a algunos postulados de la neurociencia, la didáctica, el currículo y la teoría de las inteligencias múltiples. No se pretende sentar las bases definitivas al respecto de la planificación escolar, pero si resaltar algunos detalles de este suceso inherente a la praxis del docente. En un sentido estricto una planeación escolar refleja la intencionalidad pedagógica que poseen las actividades que el docente propone a sus estudiantes. Una planificación basada en la neurociencia podría potencializar las estrategias operativas, socioafectivas y metodológicas que el docente utiliza dentro del aula de clases permitiendo la transformación de la práctica profesional del maestro y la manera de conceptualizar los procesos académicos y pedagógicos.
El éxito del proceso de enseñanza – aprendizaje, se basa en la intencionalidad pedagógica del currículo. Esta intencionalidad el docente las plasma en su planificación, al tiempo que se cuestiona sobre ¿Qué enseñar? ¿Cómo enseñar? ¿Dónde enseñar? ¿Qué quiero que mis estudiantes hagan?, para dar respuesta a estos interrogantes cada docente se apoya en los estándares, planes de estudio, saberes específicos, su experiencia previa, y en conceptos teóricos y científicos como la neurociencia, todo con el propósito de guiar a sus estudiantes por un camino de actividades didácticas secuenciales que culminará con el aprendizaje reflejado en unos desempeños específicos. En este orden de ideas, la planificación se constituye en una secuencia organizada de actividades didácticas y proyectos privilegia algún o algunos procesos de conocimientos específicos o interdisciplinares, mediante una serie de acciones dirigidas al logro de las metas de formación correspondientes al modelo de ser humano del siglo XXI. La planeación escolar basada en la teoría de las inteligencias múltiples y en la Neurociencia podría ayudar a los docentes a comprender mejor la inteligencia humana, facilitando los nuevos elementos y estrategias para la enseñanza y el aprendizaje.
Según Gorriz y Jyuhanang (2008), explican que la mayoría de las personas pueden desarrollar todas las inteligencias hasta poseer en cada una un nivel de competencia razonable. Que las inteligencias se desarrollen o no depende de factores genéticos o hereditarios, daños o heridas en el cerebro, historia de vida personal, experiencias con los padres, docentes, pares, amigos u otras personas, antecedentes culturales e históricos, la época, la naturaleza y el entorno en general. A menudo, estos factores se producen en la temprana infancia o pueden presentarse en la adolescencia o en cualquier momento de la vida.
Gardner (2005), padre de la teoría de las inteligencias múltiples, identifica varios tipos de inteligencias en el ser humano: lingüística, lógico matemática, corporal-kinésica, espacial, musical, interpersonal, intrapersonal y naturista. El docente puede ofrecer a los estudiantes los mismos contenidos, pero cada uno de ellos lo asimilara con mayor o menor facilidad dependiendo de las características individuales o inteligencias dominantes y de la manera en que son aprovechadas por los estudiantes.
Existen varios hechos que el docente debe tener presente en el momento de diseñar su planificación. Algunos han sido extraídos del libro “How We Learn. The surprising truth about when, where, and why it happens” (Carey, 2020) en el se argumenta que durante las sesiones de clases los estudiantes deberían lograr llevar a cabo, por ejemplo, el rompimiento de la rutina. Romper la rutina, significa que una variación del lugar y la hora de estudio aportaría al cerebro la posibilidad de aprender en diferentes contextos, lo cual es más parecido a la vida real. Muchas personas aprenden mejor a largo plazo cuando varían sus áreas de estudio, entre mas variado sea el escenario de estudio es mejor para el aprendizaje; estudiar en el Porsche, un café, en el aeropuerto lleva a diferentes contextos de ambiente de aprendizaje.
Del mismo modo, se debe aconsejar al estudiante sobre la importancia de dar lugar al sueño, como un proceso activo en la consolidación y filtración de los saberes a aprender; igualmente las zonas del cerebro se activan de acuerdo a la tarea que se esté procesando; no estaría permitido aun dormir dentro de la escuela, pero el estudiante si puede dar lugar al sueño de tal modo que la decisión de trasnochar o levantarse temprano deberían depender del tipo de estudio, por ejemplo si se va a estudiar contenidos lógicos lo más recomendado es trasnochar un poco, quedarse estudiando hasta un poco tarde, va a ser lo mejor; por el contrario si se estudiaran saberes artísticos lo recomendable es levantarse temprano a practicar.
Al planificar las sesiones de estudio deberían estar distribuidas en breves periodos alternados por descanso, en vez de ser una larga sesión de estudio, se ha comprobado que luego de un periodo breve de estimulación seguido de un pequeño descanso, el cerebro es capaz de refrescarse y retomar la actividad más eficientemente. En este sentido, la metáfora del musculo, toma una alta importancia en los beneficios que trae el olvido para ejercitar la memoria, cuando ocurre el olvido, se genera la necesidad de recordar y es durante ese proceso de olvido-recuerdo que el aprendizaje ocurre.
